Palabras del Embajador Ostfield, en ocasión de la Inauguración de la Nueva Embajada

Buenas noches y gracias por acompañarnos hoy en esta histórica celebración. Es para mí un gran honor darles una muy cordial bienvenida al presidente de la República, a las distinguidas autoridades nacionales y a todos ustedes, nuestros amigos y socios, para celebrar juntos la inauguración de nuestra nueva casa.   

Este edificio se erige como símbolo de la amistad histórica entre el pueblo de los Estados Unidos y el pueblo del Paraguay.  Como podrán apreciar esta noche, la construcción rinde tributo a la cultura paraguaya y a su vigoroso entorno natural.   Destacan materiales locales, inspirados en la artesanía, las tradiciones y los colores del suelo de Paraguay. 

Estamos orgullosos de que nuestro edificio cumpla con los rigurosos objetivos de sostenibilidad y diseño ambiental, reduciendo el impacto en el medioambiente y creando un área protegida para la vida silvestre.  

Además de la inauguración de la Nueva Embajada, hoy también celebramos el aniversario número doscientos cuarenta y siete (247) de la Independencia de los Estados Unidos.  

Para los estadounidenses, el 4 de julio es una fecha muy importante, porque celebramos la democracia representativa. Una democracia sustentada en la libertad individual, la igualdad de derechos y la participación ciudadana.   

Al mismo tiempo, el camino iniciado por nuestros Padres Fundadores no ha sido siempre fácil, ni mucho menos perfecto. Tuvimos y seguimos teniendo grandes desafíos: vencer la discriminación racial; lograr la igualdad real y definitiva para las mujeres; combatir el prejuicio hacia la comunidad lesbiana, gay, bisexual, trans, y queer; y encontrar soluciones a un debate que va más allá de la violencia con armas de fuego.Sin embargo, seguimos el ejemplo de nuestros fundadores y buscamos formar, en las palabras de nuestra Constitución, una unión más perfecta. 

En una noche histórica como ésta, es también indispensable examinar y reconocer el pasado, para encarar el futuro con renovado compromiso.  Nuestra historia con Paraguay está llena de éxitos: el Laudo Arbitral del presidente Rutherford B. Hayes. O Hayes [pronunciación en español], como le decimos en Paraguay; la intermediación del secretario de Estado Dean Rusk para la firma del Acta de Iguazú; la ayuda humanitaria durante inundaciones e incendios forestales que amenazaron Paraguay;y, durante la pandemia del COVID-19, la donación a Paraguay de dos millones de dosis de vacunas. Nuestra mayor donación per cápita en cualquier parte del mundo.  

Sin embargo, al mirar con honestidad hacia el futuro de nuestra relación, debo mencionar una parte de nuestra historia compartida, una parte reprochable que muchos preferirían olvidar. Durante los años 70 y 80, hemos contribuido a injusticias en Paraguay. No debemos esconder, ni tener miedo a hablar de estas cosas. Es importante que lo hagamos, para que no se repitan, nunca más.  

Mi responsabilidad… nuestra responsabilidad… tiene que ver con dejar las cosas mejor de lo que las encontramos.  Todos los días, me inspiran las palabras del escritor y activista estadounidense James Baldwin: “El mundo está ante ti y no necesitas tomarlo o dejarlo como estaba cuando entraste”.  

Este es un país de enorme potencial y buscamos apoyar al Paraguay y a los paraguayos a liberar ese potencial.  Nuestras prioridades son firmes y claras:  apoyar el combate a la corrupción y la impunidad, fortalecer el comercio entre nuestros dos países, y luchar contra el crimen organizado transnacional. 

Continuaremos este trabajo, siempre en estrecha colaboración con el gobierno, la sociedad civil, el sector privado y el pueblo paraguayo. Tengan por seguro que nuestro compromiso sigue más firme que nunca. 

Tengan también la seguridad de que nuestras relaciones bilaterales con Paraguay seguirán fortaleciéndose y acercando a nuestros pueblos.  

En el marco del aniversario de los Estados Unidos y de esta amistad histórica, mi deseo es que continuemos inspirando a generaciones futuras a construir un mundo basado en la libertad, la igualdad y la justicia.  Y ahora, les invito a levantar sus copas por Paraguay y los Estados Unidos.   

¡Que viva esta amistad!   

¡Salud!