Discurso del Secretario de Estado Michael R. Pompeo: El desafío que representa China

CIUDAD DE NUEVA YORK, NUEVA YORK

GALA DEL PREMIO HERMAN KAHN DE HUDSON INSTITUTE

30 DE OCTUBRE DE 2019

  1. MURDOCH: Damas y caballeros, me complace estar aquí con ustedes hoy para homenajear a un hombre que ha tenido muchísimos logros y cargos: capitán Pompeo, editor Pompeo, director ejecutivo Pompeo, representante Pompeo, director Pompeo, Secretario Pompeo, Senador Pompeo. (Risas y aplausos). Presidente Pompeo. (Risas y aplausos). Eso es en verdad para el discurso de 2025. Discúlpenme. (Risas).

Su fundador, Herman Kahn, fue un extraordinario académico cuyas provocadoras opiniones cuestionaron el saber convencional y contribuyeron a definir el destino de nuestra nación y del mundo. Mike Pompeo tampoco teme hacer frente al statu quo, y aborda intrépidamente problemas de inmensa complejidad. El secretario Pompeo está haciendo frente a los grandes desafíos de nuestra época gracias a su notable trayectoria en el sector público y las fuerzas militares, su éxito en el sector privado y es un hombre con vastos conocimientos y talentos, ciertamente ciertamente es un hombre renacesntista. No hay logro mayor que ser primero en su clase en West Point. Como oficial de caballería, se desempeño en la Cortina de Hierro que, por cierto, Herman Kahn intentó denodadamente desmantelar. Tras su paso por las fuerzas militares, el secretario Pompeo asistió a Harvard y más tarde fundó Thayer Aerospace y fue presidente de Sentry International, para luego ser elegido en el Congreso por Kansas. Su experiencia en la Cámara de Representantes y como director de la CIA sin duda le han sido de gran utilidad como 70º Secretario de Estado de Estados Unidos.

Ha estado junto al presidente Trump en muchos momentos históricos en el escenario internacional, aportando asesoramiento y firmes principios para lidiar con las complejidades de Medio Oriente, China y, por supuesto, Corea del Norte. Es gratificante saber que un hombre en quien recaen tantas responsabilidades es alguien que ha hablado muy claramente sobre el valor de la humildad. La sabiduría requiere de una postura humilde, ha dicho, y ha advertido que el orgullo puede interponerse a lo que él denomina “análisis honesto de los hechos”.

No hay dudas de que Mike Pompeo… de su firme fe, que lo define, y de su visión, y sin duda ha ayudado a motivar el trabajo por la libertad religiosa en todo el mundo, y también ha favorecido su compromiso de proteger la dignidad de cada ser humano.

En ese sentido, el secretario Pompeo ha advertido sobre el peligro del totalitarismo no solo para nuestra seguridad sino también para nuestras libertades fundamentales. Cuando el Estado gobierna con absolutismo, señaló, las normas morales quedan completamente aplastadas.

Más allá de los inmensos logros conseguidos por Mike Pompeo en su ilustre vida, estoy seguro de que el futuro depara mucho más. A los Secretarios de Estado les suele ir muy bien en su siguiente función. (Risas). Yo tengo una buena editorial en caso de que tenga interés en escribir un libro. (Risas).

Y por cierto, miren lo que ocurrió con los Secretarios de Estado. Recuerdo a Jefferson, Monroe, Adams, Van Buren y Buchanan. Así que quién sabe qué le traerá el futuro. Lo que sí sé es que merece el premio Herman Kahn que entregamos esta noche, y es para mí un honor hacer la presentación. Gracias. (Aplausos).

SECRETARIO POMPEO: Gracias, muy amable. Siempre prefiero que me aplaudan después de haber hablado –(risas)– porque entonces puedo saber cómo me fue. Y Rupert, usted habló de la carrera por el Senado y de publicar libros. Estoy seguro que sería delito hablar sobre eso – (risas) – así que no voy a referirme a ninguna de las dos cosas esta noche.

Muchas gracias por esas cálidas palabras, Rupert, y por la generosa presentación.

Distinguidos invitados, damas y caballeros, es muy grato estar con ustedes esta noche. Es notable estar sentado con el Dr. Kissinger y Hank Greenberg, los Sterns, todas personas extraordinarias que han hecho cosas asombrosas por Estados Unidos. Gracias a todos por su gran servicio. He tenido la fortuna de conocer al Dr. Kissinger. Tiene algo más de 90 años. También el secretario Shultz. Así que todavía me queda mucho por delante. (Risas). Debe ser algo del Foggy Bottom que hace que uno siga funcionando.

Gracias también a Ken y al consejo de administración aquí por ocuparse tan bien de nosotros. Me honra su generosidad y recibir este premio esta noche. Mi hijo a menudo me recuerda que tengo mucho por lo que sentirme conmovido. De hecho le conté sobre esto, entró en internet, buscó a las personas anteriores que recibieron el premio y se preguntó si acaso el instituto no había perdido la cordura. (Risas).

También es famoso por haber enviado una nota a todo el equipo que se ocupa de mí cuando viajo en la que decía “Cuando mi padre bajó del avión hoy, parecía estar medio muerto. ¿Alguien podría ponerle maquillaje?”. (Risas). Era algo así como las 3:00 de la mañana en algún lugar remoto.

Quisiera mencionarles también por un instante algo que tengo muy presente. Recuerdo que había deseado tomar juramento el 20 de enero de 2017 como director de la CIA pocas horas después de la asunción del presidente Trump. Pero el senador Wyden tenia una idea diferente sobre el cronograma y entonces no ocurrió ese viernes.

Pero le había pedido al Presidente que se acercara a la sede de la CIA el sábado por la mañana, en Langley. Así que cuando yo llegué ese sábado y también lo hizo el Presidente, seguía siendo congresista por el Distrito Cuarto de Kansas y esperaba poder juntar 51 votos el lunes.

Menciono esto porque nunca olvidaré lo que el Presidente Trump tenía en mente. A menos de 24 horas de haber asumido, estaba sentado ante mí y los más altos miembros del equipo antiterrorista en la CIA y dijo tres cosas. Dijo: voy a darles todo lo que necesiten; voy a darles las facultades que necesiten para realizar esta campaña de un modo que mantenga seguros a los estadounidenses; quiero asegurarme de que destruyamos el califato y quiero al tipo que está al frente de EI. Y –(aplausos)– trabajamos dos años y medio, el equipo fue excelente. El trabajo que se hizo significó una contribución importante para la seguridad nacional de Estados Unidos. El presidente encabezó ese esfuerzo. Estaba absolutamente comprometido. Apoyó todo lo que hice y luego mi sucesora, la directora Haspel, y el increíble trabajo del Departamento de Defensa y de todos los equipos que sometieron a Baghdadi a la justicia eterna. (Aplausos).

Espero que cuando ustedes… cuando ven a alguien con uniforme o un agente de inteligencia, no lo sabrían. De hecho hay algunos de ustedes sentados aquí hoy. No lo sabrían. Por favor, denles su agradecimiento. Fue un trabajo increíble el que hicieron, muy importante.

Todavía queda mucho trabajo por hacer. La amenaza del extremismo islámico radical no ha desaparecido, pero el trabajo que se hizo muestra la excelencia, el carácter único, y como se señaló antes, la singularidad que tenemos aquí en Estados Unidos de América.

Creo que es cierto que hay mucho para pensar sobre la historia. Hace 50 años, su fundador encomendó a la institución que pensara sobre el futuro de maneras no convencionales. El presidente Trump, cuando me eligió como Secretario… director de la CIA sin duda estaba pensando de manera no convencional. ¿Quién habría anticipado que este muchacho de California del Sur habría tenido este inmenso privilegio?

También sabía –Herman sabía– que para promover y proteger esta loable y extraordinaria experiencia que llamamos Estados Unidos de América no hay misión más importante que hacerlo correctamente.

Por eso pensé que hoy antes de responder algunas preguntas podría enfocarme algunos minutos en algo que es central para el trabajo que está haciendo el Gobierno de Trump y que es diferente de lo que hicieron otros gobiernos anteriores. No es algo político, hemos asumido el desafío de la República Popular China de un modo que es acorde con lo que exige nuestra época.

Tenemos una larga tradición de amistad con el pueblo chino. Eso sigue siendo así. Tenemos una comunidad chino-estadounidense aquí en Estados Unidos que valoramos y protegemos. He tratado con esa comunidad a través de lazos de negocios y personales, y he conocido a muchos de sus miembros.

Pero debo decir que el gobierno comunista que hay hoy en China no es lo mismo que el pueblo de China. Están recurriendo a métodos que han generado obstáculos para Estados Unidos y para el mundo.

Y colectivamente todos nosotros necesitamos abordar de frente estos desafíos de la RPC y en cada una de sus facetas.

Son muchas las oportunidades, pero ya no es realista ignorar las diferencias fundamentales entre nuestros dos sistemas y el impacto que tienen y las diferencias que tienen estos sistemas en nuestra seguridad nacional en Estados Unidos.

Hay un distanciamiento. Puede considerarse no convencional. No es lo que han escuchado de los líderes de las dos últimas décadas o incluso anteriores. Sinceramente, hemos sido lentos al momento de advertir el riesgo que supone China, el riesgo que representa para la seguridad nacional estadounidense, pues deseábamos la amistad con la República Popular desde un primer momento. Y porque como estadounidenses siempre aspiramos a eso.

Pero sinceramente, en nuestro esfuerzo por alcanzar ese objetivo, nos adecuamos y alentamos el ascenso de China durante décadas, incluso cuando tal ascenso fue a costa de los valores estadounidenses, la democracia occidental y la seguridad y el buen sentido común.

Relegamos nuestra relación con nuestro amigo histórico, Taiwán, a condición de que la “cuestión de Taiwán” se resolviera de manera pacífica, para normalizar las relaciones con Pekín.

En muchos casos evitamos hablar directamente sobre los problemas de derechos humanos allí y los valores estadounidenses cuando estuvieron en conflicto, y minimizamos las diferencias ideológicas, incluso después de la masacre de la Plaza de Tiananmén y otros gravísimos abusos de derechos humanos.

Instamos a que China integrara la Organización Mundial del Comercio y otras organizaciones internacionales, a condición de su compromiso de adoptar reformas de mercado y acatar las normas de esas organizaciones. Y muy a menudo, China no cumplió.

Dudamos e hicimos mucho menos de lo que deberíamos haber hecho cuando China amenazó a vecinos como Vietnam, o como Filipinas, y cuando reclamaron como propio el Mar del Sur de China.

Sinceramente, hicimos muchas cosas para facilitar el ascenso de China con la esperanza de que la China comunista se volviera más libre y respetara las reglas del mercado y, en última instancia, fuera más democrática.

E hicimos esto durante mucho tiempo.

Hay otro motivo por el que adoptamos estas políticas: no nos dimos cuenta de cómo estaba evolucionando China. Honestamente, al pueblo estadounidense no se le dijo toda la verdad.

He hablado con muchos líderes empresariales. Las empresas estadounidenses que hicieron fuertes inversiones en China tuvieron que cumplir las condiciones chinas. Esto incluye todo tipo de cuestiones que el Partido Comunista chino consideraba controvertidas.

La intransigencia de Pekín genera una clase permanente de lobistas chinos en Estados Unidos. Su principal trabajo es vender el acceso a líderes chinos y conectar a socios comerciales.

Sinceramente, cada vez que hubo una controversia o tensión en la relación, muchos de nuestros académicos culparon a Estados Unidos por no explicar correctamente la naturaleza del Partido Comunista chino.

Mientras tanto, Pekín controlaba y limitaba el acceso a nuestros diplomáticos, periodistas y académicos cuando viajaban a la China territorial. En la actualidad lo siguen haciendo. Si vieran la diferencia… en cómo se trata a los diplomáticos chinos y cómo se trata a los diplomáticos estadounidenses y el acceso que tienen, entenderían que la falta de reciprocidad es absolutamente incompatible con los valores estadounidenses.

Y los medios estatales chinos y los voceros oficiales llenaron las brechas, y se ocuparon de vilipendiar las intenciones y los objetivos de políticas de Estados Unidos. En la actualidad lo siguen haciendo. Trastocaron el modo en que los estadounidenses perciben a la República Popular y cómo analizan el secretario general Xi.

Todos estos malos resultados eran muy previsibles. Eran consecuencias previsibles de tratar con un régimen secretista que no respeta la lealtad, el Estado de derecho ni la reciprocidad.

Hoy finalmente estamos entendiendo el grado en que el Partido Comunista chino es hostil con Estados Unidos y nuestros valores, así como sus declaraciones y actos más nefastos y cómo nos afectan. Y podemos hacerlo gracias al liderazgo del Presidente Trump.

El Presidente alertó sobre esto desde el día uno. Recuerdo un discurso que ofreció en Pennsylvania cuando se refirió a la participación de China en la OMC como el “mayor robo de la historia”. A muchas personas esto les causó risa. No creo que muchas se estén riendo ahora que pueden ver la realidad.

Ahora resulta que sabemos que China debilita la base manufacturera estadounidense mediante un robo masivo de propiedad intelectual. La semana pasada me visitaron en mi despacho un grupo de directores ejecutivos de compañías del grupo Fortune 500. Las historias son estremecedoras.

Ahora también sabemos que China amenaza las libertades estadounidenses al exigir que nuestras compañías se autocensuren para mantener el acceso al mercado chino. Todos vimos las historias recientes de la NBA. La verdad es que Pekín debería gestionar su propia campaña de RP; son una nación soberana. Pero si no estamos de acuerdo, a nuestras empresas se les debería permitir no estar de acuerdo. Silenciar el disenso no es algo aceptable.

Y ahora sabemos… que China amenaza la seguridad nacional estadounidense desarrollando armas asimétricas que también amenazan nuestros activos estratégicos.

Y la lista sigue.

Y estos no son solamente problemas nuestros. Son problemas de todas las naciones que comparten nuestros valores.

Cuando vemos que Pekín usa la coacción como herramienta de estado predilecta, no es algo bueno para aquellos que creemos en la democracia y la soberanía como normas fundamentales que deberían dominar el comercio mundial y la forma en la que interactúan las naciones. Estas ideas amenazan el orden internacional libre y abierto al realizar reclamos extrajudiciales territoriales y marítimos en sitios como el Mar del Sur de China y el Estrecho de Taiwán.

Sabemos asimismo que Pekín enlaza a sus vecinos y otros actores en su modelo económico liderado por el Estado, a menudo cierra negocios con sobornos, o somete a muchos a niveles de endeudamiento agobiantes, que amenazan su soberanía.

Y ahora sabemos también y podemos ver que el régimen de China avasalla los derechos humanos más básicos de sus propios ciudadanos, el noble y extraordinario pueblo chino. Esto ha ocurrido en Hong Kong, donde deben cumplir sus promesas y compromisos, y ha ocurrido con las graves violaciones de derechos humanos contra minorías étnicas en Sinkiang.

Sabemos además que el Partido Comunista chino ofrece a su pueblo y al mundo un modelo de gobernabilidad muy distinto. En el que manda el Partido Leninista y todos deben pensar y actuar según la voluntad de las élites comunistas. Ese no es el futuro al que aspiro, creo que no es un futuro que quiera nadie en esta sala, que quieran otras democracias, y no es un futuro que el pueblo de China… el pueblo de China en todo el mundo, que venera la libertad, no desea este modelo.

La Estrategia de Seguridad Nacional del presidente Trump expresa esto. Reconoce a China como competidor estratégico. Eso implica que hay desafíos y que hay oportunidades concretas, y esperamos que podamos colaborar con ellos de formas que sean constructivas. Pero es la realidad. Es la verdad.

También sucede que no elegimos algunas de estas cosas. China nos las impuso.

En los próximos meses, voy a realizar una serie de discursos. Voy a hablar sobre cada una de estas cuestiones más detenidamente.

Hablaré sobre las ideologías y los valores contrapuestos y sobre el impacto que esto tiene en Estados Unidos y en el mundo. El Partido Comunista chino es un Partido Marxista-Leninista enfocado en la lucha y la dominación internacional. Basta con escuchar lo que dicen sus líderes.

Hablaré además de cómo se interponen a las cosas que más damos por supuestas aquí en Estados Unidos. Las agencias de inteligencia del partido, el Frente Unido y sus medios de propaganda se han embarcado en una campaña global para cambiar la opinión pública a favor de Pekín. Queremos preservar nuestras libertades, nuestra libertad de expresión, y queremos asegurarnos de que la información llegue libremente a todos los sitios.

Y hablaré además sobre el impacto en el orden internacional. Pekín está creando activamente su propio espacio internacional y participa en organizaciones internacionales para validar su sistema autoritario y extender su alcance. En Estados Unidos, y creo que las personas valiosas que integran el Hudson Institute, deseamos preservar el orden internacional libre y abierto existente que Estados Unidos ha contribuido a crear y sigue liderando.

Y también voy a hablar de economía. China ha empleado prácticas económicas predatorias desleales y está usando activos públicos para generar su huella económica en todo el mundo. Queremos que China sea exitosa. Queremos que tenga una economía exitosa. Queremos un sistema de mercado competitivo y transparente que sea beneficioso para todos los involucrados.

Pueden ver los primeros pasos en ese sentido en el acuerdo de Fase 1 que estamos por firmar. Soy optimista en cuanto a que lo lograremos. Es algo bueno, un ámbito donde podemos trabajar juntos. Queremos asegurarnos de hacerlo bien y de que las relaciones económicas sean leales, recíprocas y equilibradas también entre nosotros. Creo que esto mostrará que hay áreas de interés común y que el Gobierno de Trump trabajará incansablemente para encontrarlas.

Y también voy a hablar sobre cómo nuestras fuerzas militares compiten y sobre las capacidades que China ha adquirido que exceden ampliamente las que necesitaría para su propia defensa.

Se habla mucho, hay muchos grupos de pensamiento, muchas conversaciones académicas sobre cómo va a ser la relación entre Estados Unidos y China en los próximos años y décadas. Voy a ser claro sobre lo que pretende Estados Unidos: no queremos confrontar con la República Popular china. De hecho, queremos justamente lo contrario.

Queremos ver una China próspera que esté en paz con su propio pueblo y con sus vecinos.

Queremos ver una China pujante donde las comunidad empresarial china haga negocios con el resto del mundo respetando términos recíprocos justos que todos conozcamos y entendamos.

Y queremos ver una China liberalizada que permita que el ingenio de su pueblo se potencie.

Y queremos ver una China que respete derechos humanos básicos de su propia población, conforme esto se garantiza en su constitución.

Pero por sobre todo, es crucial que como estadounidenses tratemos con China conforme es realmente, y no como quisiéramos que sea.

Herman Kahn nos recordaba, nos instaba a pensar de manera no convencional para crear argumentos persuasivos de política y plantear siempre esos argumentos al pueblo estadounidense.

Tenemos que pensar de manera renovada y no convencional sobre la República Popular de China.

Espero que todos me acompañen en eso. Juntos aprenderemos y entablaremos una relación sólida entre estas dos naciones.

Voy a detenerme aquí para responder preguntas de Ken.

Gracias. Que Dios los bendiga. (Aplausos).

  1. WEINSTEIN:Sr. Secretario, es siempre un honor y un placer estar con usted. Creo que la Serie Mundial no va a ocupar los titulares mañana por la mañana. Bueno, qué…

SECRETARIO POMPEO: Depende de si ganan los Nacionales. (Aplausos).

  1. WEINSTEIN:Quisiera plantear algunas preguntas. Fue un discurso extraordinario, sin duda el primero de varios, como bien lo señaló, sobre este importante tema de la competencia entre Estados Unidos y China, el futuro de china, el futuro de nuestras relaciones y también el futuro de la libertad en China. Usted dijo… fue un discurso muy valioso. Permítanme retomar un tema y preguntarle primero sobre eso, que es el tema de… usted habló sobre cómo personas que veneran la libertad en todo el mundo rechazan el modelo leninista, incluso en China, del Partido Comunista chino, y usted trazó una distinción entre el pueblo chino y el Partido Comunista Chino. ¿Cómo piensa sobre estas cuestiones?

SECRETARIO POMPEO: Bueno, siempre tarto de la premisa fundamental sobre la cual el presidente Trump habla de manera muy directa: cada nación es soberana. Pueden dirigir su nación de la forma que mejor les parezca. Respetamos la soberanía china, y tienen derecho a ejercerla. Siempre… pienso sobre esto y hemos visto gobiernos con ideologías como esta antes. Esto no es nuevo en cuanto a cómo operan los países en el mundo. Y si bien sé qué es lo que quiere Estados Unidos, cómo quisiéramos que fuera nuestra relación con China, que es algo sobre lo que hablamos muchísimo en el área de antiterrorismo. En el mundo del antiterrorismo, ¿cuándo es que se deja de hacer esto? La repuesta es que el enemigo puede votar, ¿verdad?

Pensamos sobre eso. Nuestros adversarios tienen la opción de cómo es que va a seguir esto en adelante. Y creo que tenemos que ayudar a China a hacer buenas elecciones, porque si lo hacemos bien, podrán crear incentivos que recompensarán las elecciones. Y cuando digo buenas elecciones, buenas elecciones para el mundo… son mil millones y medio de personas y van a ser un país importante y poderoso en el futuro. Esto es así. No rechazamos eso, no creemos que sea algo inapropiado. Queremos… queremos que tengan éxito, crezcan y prosperen.

Pero ha existido esta noción… esta idea que los chinos plantean de que todos ganen, que cada transacción pueda ser beneficiosa para todos. Y eso es cierto cuando uno hace un negocio, cuando uno entrega 50 centavos y le dan una barra Snicker, la otra parte está más contenta con los 50 centavos y yo estoy contento con el Snicker. Pero esas son cosas básicas del mercado.

Pero no es cierto que ha sido beneficioso para todos. Ha habido compañías estadounidenses que van allí y les han dado acceso comercial. Me complace que tomaron decisiones sobre reglamentaciones bancarias y de seguro que se han modificado. Son señales verdaderamente positivas. Es algo alentador. Espero que sigan haciéndolo. Espero que sigamos también abriendo mercados para ellos. El Presidente ha señalado que si podemos llegar a un punto en el que no haya barreras… queremos que esto sea justo y que haya incluso más comercio entre los dos países. Cuando se piensa sobre eso, hay que contraponerlo al solapamiento ideológico dentro del país y decidir si eso es algo que pueden lograr y, por sobre todo, ¿qué es lo que podemos hacer para que tengamos mayores probabilidades de lograr ese resultado?

  1. WEINSTEIN:Así que estén atentos a futuros discursos sobre este tema.

SECRETARIO POMPEO: Hemos… el presidente Trump ha dejado en claro que esta es una relación central para Estados Unidos durante los próximos 50 o 100 años. Todavía estamos dilucidando las tácticas y estrategias correctas para cumplir los objetivos que establezco aquí esta noche: una relación sólida y de conexión con China. ¿Cómo se llega a eso? ¿Cómo se piensa sobre esto? Lo sabremos sobre la marcha. Estados Unidos apelará a la repetición, es lo que mejor hacemos. Somos creativos, nos adaptaremos. Pero creemos que es absolutamente esencial que lo hagamos de forma tal que refleje lo que verdaderamente sucede, y los riesgos asociados con eso.

  1. WEINSTEIN:Quiero preguntarle rápidamente sobre Hong Kong. ¿Qué debería estar haciendo Estados Unidos?

SECRETARIO POMPEO: No voy a sorprenderlo, creo que nuestra política es acertada. (Risas). Confiamos en que… los chinos hicieron un compromiso y esperamos que lo cumplan. Al mismo tiempo les decimos a todos aquellos con quienes interactuamos que no queremos violencia. Queremos esto… creemos que debería haber una solución política al conflicto que tiene lugar allí. Decimos esto a… les digo esto a mis homólogos chinos, lo digo públicamente cuando queremos que también lo escuchen los manifestantes. No queremos que tampoco recurran a la violencia. Esperamos que encuentren una vía que sea congruente con la idea de “Un país, dos sistemas”. Ese es el compromiso que asumió el Gobierno chino. Tenemos esperanzas de que se atengan a eso.

  1. WEINSTEIN:Y por último, quisiera preguntar si al considerar las enormes responsabilidades como Secretario de Estado y el increíble nivel de conflicto alrededor del mundo, es decir, vivimos en uno de los períodos más turbulentos de la historia reciente, si no de las últimas décadas. Como Secretario de Estado, ¿de qué manera establece sus prioridades en un nivel estratégico? Está China, Corea del Norte. Está Irán. Está la necesidad de que nuestros aliados intensifiquen sus acciones, hagan más. Pero también necesitamos asegurarnos de mantenerlos comprometidos, debido a esta competencia geoestratégica con China. ¿Cómo establece un equilibrio entre estas cosas?

SECRETARIO POMPEO: Ken, es una lista muy larga. Me siento mal de haber venido a Nueva York esta noche. (Risas). Tendría que volver a trabajar. Bien, hay varias cosas. Ante todo, el Presidente dispuso un marco y sigue dando un marco sobre cómo entendemos estas cuestiones y las priorizamos. También es una bendición que tengamos un país suficientemente rico para apoyar un equipo del Departamento de Estado que puede hacer muchas cosas al mismo tiempo.

En cuanto a mi tiempo y dedicación, intento destinar mis días a impulsar estos proyectos en espacios donde hay posibilidades de que consiga un retorno alto para la inversión, y al mismo tiempo me aseguro de invertir en las cuestiones que sé que van a quedar, las cuestiones institucionales del Departamento de Estado. De modo que el equipo está en una posición en la que tenemos los líderes adecuados y la capacitación adecuada y el capital humano adecuado dentro del Departamento de Estado de los Estados Unidos, de forma tal que cuando termine mi tiempo, los próximos líderes vengan y cuenten con una plantilla talentosa e idónea dispuesta a comprometerse y llevar la diplomacia estadounidense por el mundo.

  1. WEINSTEIN:Muchísimas gracias, señor Sr. Secretario. Ha sido un inmenso honor. Voy a darle la palabra a nuestra presidenta de junta, Sarah Stern. (Aplausos).

SRA. STERN: Impresionante. Creo que merece una ovación. Preguntó qué ocurre con… (aplausos).

Sr. Secretario, dijo que dependería de cómo es el aplauso al final. Creo que fue una charla extraordinaria. Creo que en esta sala ahora todos sabemos lo que va a ocurrir. No veo la hora de escuchar las demás presentaciones que realice. Sin duda ha prestado atención a las opiniones de nuestros expertos de Hudson sobre China, así que le agradecemos por eso. (Aplausos).

Creo que las personas que valoran la libertad en todo el mundo, empezando en China pero también pasando por otros sitios como Venezuela, Irán y otros lugares donde hay gobiernos no democráticos, le agradecerían por lo que ha dicho. Y creo que las personas que viven en gobiernos democráticos, y sobre todo los estadounidenses, y en particular las personas en esta sala, le dirían gracias. (Aplausos).

Entregamos el premio del Hudson Institute en reconocimiento a líderes visionarios que han hecho contribuciones excepcionales a la seguridad, prosperidad y libertad de Estados Unidos y sus aliados. No puedo imaginar alguien mejor preparado que usted para abordar los complejos desafíos que enfrenta hoy nuestro país.

La semana pasada, en el podcast de Hudson, The Realignment, usted mencionó que al tratar con China es importante hablar sin emoción y con suma claridad. Al escucharlo hoy, estas dos características sí que definen su enfoque respecto de China y de otros asuntos mundiales. Como también lo hemos escuchado hoy, usted aporta un sólido intelecto, nutrido de un profundo conocimiento de la historia y potenciado por la creatividad. No se me ocurre otro elogio más acertado que decir que usted habla y actúa como un verdadero hudsoniano. (Risas y aplausos).

Así que es un gran honor entregarle el Premio Herman Kahn.

SECRETARIO POMPEO: Gracias. Gracias. (Aplausos). Gracias.